La sequía prolongada en la región del Istmo de Tehuantepec, en el estado de Oaxaca, hizo que un templo dominico del siglo XVI resurgiera entre las aguas de la presa en la que se encuentra sumergido.
La presa Benito Juárez, situada en el municipio de Jalapa del Marqués, ha bajado su nivel de agua en un 50% en los últimos años, dejando entrever la parte superior del templo, compuesta por una bóveda de cañón que une dos cúpulas.
Esta es la tercera vez que se produce este fenómeno. Los vestigios del templo no eran visibles desde 2008, cuando disminuyeron las lluvias.
La historia del templo, construido a base de piedra y ladrillo, se remonta a mediados del siglo XVI, en la población conocida como Jalapa Viejo.
Es entonces cuando se tienen las primeras referencias documentales de este conjunto, integrado por iglesia, capilla abierta y convento, que fue ideado para los religiosos dominicos que se encargaban de evangelizar la región.
En 1859 quedó a disposición del Gobierno por la ley de desamortización promovida por el entonces presidente Benito Juárez y no fue hasta 1962 cuando se construyó la presa que la sepultó.
Aunque conserva gran parte de su estructura, el paso del tiempo ha favorecido el deterioro de parte de los elementos del templo.
Hace unos diez años "se cayó la cruz" y "también teníamos el campanario (...), no hace mucho tiempo que se derribó", afirma a Efe Miguel Olivera, pescador que con su lancha acerca a los turistas a las ruinas.
"Si la situación sigue crítica, va a llegar el momento en que se va a secar completamente", asegura el pescador.
La presa sigue descendiendo su nivel, y ya está al 40 % de su capacidad, según la Comisión Nacional del Agua (Conagua).
Proporciona agua para los terrenos de cultivo de 25 municipios oaxaqueños y para una refinería cercana.
Según el meteorólogo de la Conagua Julio Salazar, los niveles "más críticos" de sequía en el estado se concentran en las poblaciones del istmo.