El Istmo de Tehuantepec, es una de las zonas quizá con mayor riqueza natural de la República Mexicana. Es la zona más estrecha del país en donde los océanos Pacífico y Atlántico están más cercanos, a solo 200 km de distancia. Otra de sus características principales es que su orografía permite fuertes corrientes eólicas, principalmente en el Istmo Oaxaqueño: La Venta, La Ventosa, Juchitán, Unión Hidalgo, San Mateo del Mar, San Dionisio del Mar, Santo Domingo Ingenio, entre otras.
El Istmo es una de las zonas más privilegiadas del mundo para la generación y producción de energía eléctrica mediante la construcción de parques eólicos, para este fin. Su potencial de aprovechamiento es del 50% de posibilidades de días de viento al año, únicamente dejando un espacio de 3 meses –entre abril y junio– donde prácticamente hay ausencia de vientos (http://ciencias.jornada.com.mx/noticias/potencial-eolico-del-istmo-de-te...). Estas características hacen muy atractiva la zona para la comercialización de la energía por la inversión privada, especialmente empresas extranjeras, como Femsa, Iberdrola, Unión Fenosa, Preneal, Endesa, entre otras. Fuentes de información señalan que la fuerza del viento tiene un potencial alto para la generación de energía eléctrica, con los que se puede generar más de 30 mil megawatts de energía, convirtiendo a esta zona como el principal objetivo de las empresas que se dedican a la explotación de energía eólica, del mundo. (http://tierrayterritorio.files.wordpress.com/2008/10/informacion-23.jpg)
El Conflicto.
El 10 de noviembre de 1994, se inaugura el Parque Eólico “La Venta I”, en la zona de La Ventosa en Juchitán, Oaxaca. Este proyecto piloto se construyo por la empresa española Iberdrola Renovables; éste parque está asentado en un territorio de propiedad ejidal, a quienes se arrendó por 30 años estos terrenos por medio de contratos de usufructo –un contrato por medio del cual el propietario de bienes muebles o inmuebles, otorga al usufructuario el derecho real y temporal de disfrutar de sus bienes, adquiriendo el usufructuario la facultad de hacer suyo todo lo que produzca el bien. La estrategia para hacerles firmar los contratos, deviene del engaño: les prometen fuentes de empleo bien remuneradas; una fuente de ingreso fija (derivada del arrendamiento de las tierras); así como la firma, sin la presencia de traductores (las comunidades son en su mayoría, pueblos originarios de México); o bien, la negativa por parte de las empresas a dar copia del contrato a los ejidatarios ni durante, ni después de haber sido firmado éste. La principal promesa, fue elevar las condiciones de vida de las comunidades, pero el contrato únicamente señala el pago de $150.°° por hectárea, de manera anual. “se encontrará (Felipe Calderón) con una férrea resistencia social de varias organizaciones a que se instalen más parques eólicos con el auspicio de funcionarios públicos, quienes mediante engaños convencen a campesinos de rentar sus tierras a las trasnacionales sin que reciban beneficio a largo plazo”. (http://www.jornada.unam.mx/2012/10/30/estados/032n1est)
Ninguna de las promesas fue cumplida a cabalidad, lo que ha generado el descontento de algunos de los ejidatarios quienes se han organizado en la Asamblea de los Pueblos Indígenas del Istmo de Tehuantepec en Defensa de la Tierra y el Territorio (APIITDTT) y demandaron a las empresas la nulidad de estos contratos.
Nuevos proyectos se han buscado generar en toda la zona del Istmo; por ejemplo, en San Dionisio del Mar, la empresa Mareña Renovable busca establecer el “Parque Eólico Barra de Santa Teresa”, el más grande de América Latina. La estrategia que se ha llevado a cabo para echar a andar la construcción, ha sido por medio de la corrupción, pues a inicios del 2012, el Presidente Municipal Miguel Castellanos a espaldas de la comunidad firma el cambio de uso de suelo a favor del proyecto de la empresa española. La comunidad ikojts (huaves) recibe información que desde diciembre del 2011 –dada por la misma empresa– ya se había realizado el cambio de uso de suelo, con el respectivo depósito a la cuenta del presidente municipal de 20 millones de pesos. Una vez más, esta operación ocurrió sin el consentimiento ni conocimiento de la Asamblea Comunal, ni del resto de los pobladores de San Dionisio del Mar. Ante estos hechos, el pueblo decidió desconocer desde febrero de 2012 la decisión del ayuntamiento y tomar, de manera simbólica, las instalaciones del palacio municipal. A su vez, interpusieron un recurso de revocación de mandato, que ha sido ignorado hasta la fecha por el congreso del estado de Oaxaca.
Desde entonces, los comuneros y pobladores defensores de su territorio han sido objeto de amenazas, intimidaciones y persecución judicial. (http://fundar.org.mx/mexico/?p=8166)
Cabe señalar que en los Parques Eólicos que ya se han echado a andar, no se han visto beneficios para las comunidades en donde éstos se asentaron; no se han bajado las tarifas de la luz, no hay más hospitales, ni carreteras, tampoco escuelas, ni empleos; su nivel de vida no ha mejorado; por el contrario, al no poder aprovechar sus tierras, se han visto obligados a emigrar. Esto genera el rechazo de nuevos asentamientos como el de San Dionisio del Mar, por lo que lejos de terminar éste conflicto, la disputa por el Istmo de Tehuantepec continúa.