No se ustedes, pero cada vez que escucho una de estas hermosas canciones... se me enchina la piel y hasta a veces los ojos se me llenan de lágrimas.
En cada una de esas notas hay un recuerdo, una pequeña parte de mi vida, un sentimiento que permanece en lo mas profundo de mi ser y que al momento en que mis oidos las perciben me transportan a mi Matías Romero, al Istmo de Tehuantepec.
Tantos momentos que he vivido desde pequeño, ver a la gente feliz festejar y bailar al ritmo del Son Istmeño, han hecho que yo viva orgulloso de mi tierra y que a donde sea que voy... presumo que soy Istmeño.
Les dejo esta canción que tocan cada que álguien fallece...
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